lunes, 10 de junio de 2013

Capítulo 6:

-Palmer, hemos venido a decirte que esa preciosidad que tienes hay desnuda no es como las otras zorritas que te sueles traer a casa-Dijo el chico moreno. Uno de ellos, se agachó a coger mi ropa mientras la olía ¿qué clase de perturbado es ese chico?
-Mike, no me toques los huevos, ¿vale? Tu, capullo, Tim, suelta esa ropa si no quieres que te arranque la garganta de un mordisco-Estaba bastante enfadado, juraría, que si no hubiese estado yo allí, se habrían peleado.
-William, esa chica es como nosotros, su madre es como nosotros, su padre era humano, él no lo sabía-dijo Mike.
-¿Cómo? Perdona pero yo no soy un saco de mierda como vosotros-Will llevaba razón, yo también los quería matar.
-Pero si la zorrita sabe hablar, claro que no eres como nosotros, eres la mitad, así que te vienes con nosotros.
-Yo no voy a ninguna parte gilipollas.
-Oh, ya lo creo que sí- Mike dio un paso.
-Como se te ocurra mover otra pierna, te juro que te mato, ella se queda aquí, y vosotros dos, chupa sangre, os vais, sobre todo,  porque no podéis estar aquí, no es vuestro territorio, si me apetece os puedo hacer lo que quiera y lo segundo es que estáis molestando-Will sabía contestarles.
-Tu ganas perro, aun así, podemos ir a por ella, en la calle, en el instituto, en su casa… En todos los sitios…
En unos segundos desaparecieron, se movían como el  viento.
Él volvió conmigo de nuevo y me abrazó.
-No les hagas caso, son unos cabrones, no importa lo que seas, solo que, esto se tiene que acabar.
-William, se que sientes algo por mi, y que no vas a dejar que eso ocurra.
-Te quiero-me susurro al oído- y desde hace más tiempo del que crees…
Miré sus ojos, eran tan hermosos…
-Y yo a ti.
Tal vez no mentía, a lo mejor, no podía hacer nada, que tampoco lo iba ha hacer, que eso tenía que acabar…
-Salgamos del agua, no me encuentro bien-comentó.
-Claro-me dispuse ha salir, pero este me corto el paso.
-Espera aquí, te traeré una toalla-siguió caminando hasta salir del agua, en ese momento corrió hacia dentro. A los pocos minutos, volvió completamente vestido, sosteniéndola en  su mano derecha.
Salí, y me envolví en ella, hacía mucho helor. Cogí mi ropa y entramos en su casa.

[Narra Will]

Cuando entramos en casa, la miré sonriente, era tan perfecta, la amaba, realmente, no me importaba que fuese medio vampira, solo quería sentarla encima de mí, y que se acurrucase y quedase dormida.
-¿Tienes aun frío?
-Bastante.
-Ven, siéntate a mi  lado-nos sentamos en el sofá, y la abracé, moviendo mis brazos por su espalda, para que entrase en calor.
-Gracias, creo que ya estoy mejor, ¿no…..? Da igual, no es nada.
-¿Quieres cambiarte es eso?
-Si, pero da igual.
-Venga, anda, no seas tonta, te dejo algo mío.
-Gracias de nuevo-sonrió, sus labios carnosos se convirtieron en unas finas líneas, cogí su mano y la conduje hacia mi habitación, estaba algo desordenada, pero tampoco es que me importase mucho, seguro que la suya tampoco estaría intacta aunque fuese una chica.
Cogí una camiseta del armario.
-Aquí tienes-Alargó su brazo para cogerla, y se la di-ahí tienes el baño-señalé la puerta que estaba a la izquierda de mi cama.
-Me puedo cambiar aquí, si a ti no te importa…
-Claro, pues, voy fuera-tomó mi mano con sutileza.
-No hace falta, quédate aquí, es tu cuarto.
¿¡¿Se iba ha cambiar delante de mío?!?
Dejó caer la toalla al suelo, estaba de espaldas a mí, llevaba puesto un tanga con las bandas laterales anchas, de rejilla, su sujetador era igual que la parte de abajo, ambos negros, tenía una pequeña cinturita y unas pequeñas caderas, no creo que pesase más de 50 kilos y midiendo 1’73 es poco peso, pero dejemos ese tema, lo único que podía ver, era a ella desnuda, también dejó caer su sujetador al suelo, una pequeña erección empezó a crecer. Se giró y poco a poco se fue acercando a mí, tenía sus senos descubiertos, cada vez, crecía más, posó mis labios con los suyos, y cada vez el beso se hacía más y más intenso.
Bajó sus manos y me quitó la camiseta, sentía sus pechos en mi piel desnuda, no podía aguantar más, necesitaba penetrarla ya, hacerla mía. Se giró poniendo su espalda en mí, empecé a besar su cuello,

 sus gemidos, solo aumentaban mis ganas, pero, no lo podía hacer, bajé más por su cuello.

martes, 4 de junio de 2013




Capítulo 5:


-Lo harás; por favor-le miré intentando hacer que cediese.
-Lo haré.-Me abalancé sobre él, solo quería abrazarlo, estaba experimentado cosas más fuertes en una mañana que en toda mi vida, nunca creería que diría esto, pero estaba empezando a sentir cosas por él, a parte de asco y odio, de repente fue un cambio sentí, cariño, amor, solo necesitaba estar a su lado para ser feliz durante toda una vida; aunque no, estoy mintiendo, no se que pasaría si no lo viese, por que el se hizo en lo más importante de ella.
Sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien pero aun así, quería besarle, sentir el calor de su piel, poder tocarle sin límites…-Ven, vamos-sonriente cogió mi mano, y se dirigió a salir de la gran casa, cuando estábamos enfrente del lago, se detuvo. Yo me froté un brazo intentando conseguir un poco de calor corporal, el se quitó su cazadora de curo a la vez que sus zapatos, acto seguido la camiseta, los calcetines y por último los pantalones, quedándose en ropa interior, se podía ver un cuerpo musculoso, una gran espalda.
Ven a bañarte, está caliente-dijo mientras hacía señales con la mano para que me acercase.
-No gracias, estoy así bien-negué con la cabeza, era demasiado pronto para bañarme con él, así.
-V enga Aria, te lo vas ha pasar bien.
-Si claro, lo que pasa es que a ti te gusta mucho pasártelo muy bien-me agaché a coger su cazadora que estaba en el suelo y me dispuse ha ponérmela.
-Como no vengas tú, voy a ir yo a por ti, y créeme, como tenga que ir yo, te vas a arrepentir-dijo desafiantemente.

Me acerqué a él, puse de rodillas y quité su chaqueta, a continuación me quité el jersey, quité los zapatos, los calcetines y por último me decidí a sacarme las mayas.

[Narra Will]
Estaba preciosa en ropa interior, simplemente, era perfecta, alta, delgada, con curvas en sus sitios, verla así hizo que tuviese una erección, pero eso no debía pasar, no con ella, tan solo hace unas horas, nos peleábamos como locos, y ahora la necesitaba para respirar.


[Narra Aria]
Caminé hacia el agua, y poco a poco, me sumergí a su lado, me tomó, yo rodeé su tronco con mis piernas; hundí mi cabeza en su cuello, de nuevo, mis fosas nasales se impregnaron de su olor creando una gran excitación en mí, él la creaba, podía notar sus pectorales sobre mis senos, cada vez que le tocaba, era un nuevo mundo diferente por descubrir…

Un frío aire empezó a soplar, sentí el helor en mi espalda, Will levantó la vista, se quedó quieto, y acto seguido me soltó, y se acercó a la orilla, me giré, dejando que mis ojos pudieran contemplar dos chicos pálidos no mayores de dieciocho años, altos, y delgados, uno de ellos tenía el pelo rubio, el otro muchacho perecía tener el pelo cobre.

-Mira Aria, los hijos de puta de los Adams han venido ha deleitarnos con su presencia tan repugnante-dijo William de mala manera.

lunes, 3 de junio de 2013


Capítulo 4:
-¡No lo dejo! 
-Sí, lo soy, ¿estás contenta? Pareces una cría que hasta que no consigue lo que quiere no para-sentía su furia por que yo no dejaba de insistir, me quedé atónita ante ello. ¿Cómo iba a ser un hombre lobo, un licántropo?  Es totalmente una chorrada.-
-¿De verdad lo eres?-No lo podía creer.
-Sí, Aria, entiendo que no lo creas-se acercó a mi, yo puse mi mano en su pecho, noté lo firme que era, elevé mi cabeza, mientras lo miraba, éste se acercó a mi con sutileza, cogió mi cara, y besó, nunca antes había sentido algo como eso, nuestras lenguas jugaban como en una guerra.
Me acerqué más a él, subí la mano que tenía puerta en su pecho  y la enredé en su pelo, hice lo mismo con la otra, éste descendió sus manos hacia mi cintura, me sentí cálida, acogida, hacía que cosas despertaran dentro de mi, un fuego que ardía en mi interior, quería desnudarme para él, sentir todos y cada uno de sus músculos, comprobar si eran tan duros como parecían, examinar su piel milímetro a milímetro.
Me separé un poco de él.
-William yo...-Pero me cortó.
-Lo siento Aria, no pretendía… Deberías irte.
-¿Qué?, ¿Yo? No, Will, por favor, no lo hagas-mis ojos se oscurecieron, noté como perdían su brillo, me estaba apagando, hacía solo unos instantes, estaba en el lugar más cálido y a la vez, acogedor, ahora, me había ido de él, sentí que me arrancaban el corazón.
Besé sus carnosos labios, mordí el inferior, no quería perderle, no en ese momento, me levantó, y puso encima del poyete de la cocina, seguimos besándonos, hasta que él se separó.
-Aria, esto no está bien.-Me agaché mientras besaba su cuello, pude oír como gimió no podemos hacer esto, no eres como yo, no está bien visto- yo también me alejé.
-Pues hazme como tu-ladee mi pelo hacia un lado, y bajé la camiseta dejando mi hombro descubierto.
-No-dijo mientras pasaba sus manos por la piel que yo había dejado desnuda.
-¿Por qué?-No quería entender porque hacía lo que hacía, pero a la vez, no buscaba soluciones o se oponía a ellas, yo le proporcioné lo que haría que si pudiésemos hacerlo.
-Porque no te quiero hacer daño-bajó su mirada.
-No me importa el dolor. Lo aguantaré.
-¿En serio quieres cambiar tu vida por un estúpido calentón?-Aspiré fuertemente aire por la boca, mis ojos se cristalizaron, pero, a los pocos segundos me tranquilicé.
-Así que lo que yo soy para ti es eso ¿no? Un estúpido calentón.
-Aria, yo no he dicho eso-miró hacia otro lado.
-¡Si lo has dicho!-Notaba como una gran furia nacía en mi.
-Eso no es cierto, yo he dicho que no merece la pena hacer eso, que sufras para nada, tal vez nada de esto vuelva a ocurrir-Entendía perfectamente lo que William me quería decir, pero, no, no lo quise aceptar.
-Es mi decisión.
-Pero quien te tiene que morder soy yo.
Cada vez que miraba sus enormes ojos, me perdía en ellos, y sus grandes labios, me provocaban ganas de besarlos, de morderlos…
Aria, no debes, pensar esas cosas.
Me dije a mi misma.
-Promete me una cosa-le dije.
-Dímela.
-Si llegásemos a algo más, lo harás.

-Aria…

Capítulo 3:


-Nada, solo te estoy preguntado eso, tus ojos son de un azul caribe, y tu pelo es negro, tu piel es pálida, eres como los seres a los que odio.
-¿Qué pasa parezco un vampiro o algo así?
-Si te soy sincero, sí.-dijo con un tono burlón-
-Estás loco-grité debido a la distancia, cada vez, me alejaba más, salía de las hojas secas en el suelo, y me acercaba a la carretera.-
-Más te vale que vuelvas aquí.
-¿O si no qué? ¿Va a venir un lobo y me va a comer?-le dije burlándome-
-Puede.
Caminé a paso ligero hacia el sitio en el que nos encontrábamos antes, me estaba asustando un poco, ¿de verdad existían esos seres?  Tal vez  no eran falsos, a lo mejor, la gente los trataba como mitos, leyendas, historias, cuentos, etc., solo para no vivir con miedo, para que estuviésemos seguros, ¿quién sabe?
Cuando ya me quedaban cinco metros para llegar corrí  hacia él, lo hice como si se me fuera el alma en ello, me abracé a éste, me aferré a su cuerpo, mientras él acallaba mis sollozos, sentía miedo, de lo que me pudiese ocurrir, ¿y si el hombre que me siguió era alguno de esos seres extraños? No podía saberlo, solo los había visto en películas, para mi, eran seres ficticios, no reales, como nosotros, pero, a lo mejor, los normales son ellos y los extraños nosotros.
Un sinfín de preguntas pasaron por mi cabeza, preguntas que no sabía si algún día las llegaría a contestar; preguntas, que tal vez no tengan respuesta.
-William, siento haberte hablado mal.
-Shhh… No importa Aria, todo está bien.
-¿Te has dado cuenta?-Dije echando mi cabeza atrás, pero sin separarme del abrazo.-
-¿De qué?
-De que estamos disculpándonos todo el rato.
-Pues dejemos de hacerlo-una amplia sonrisa se formó en su rostro mientras yo me soltaba de éste.-
-William, ¿Qué vamos ha hacer?, ¿Qué hora es?-Me estaba poniendo nerviosa, por unos instantes, había olvidado, que nos habíamos saltado las clases.-
-Pues, ahora mismo, deberíamos estar en biología-dijo mientras sacaba su móvil del bolsillo-
-Es decir, que son las doce-no me alteré mucho, tampoco era la primera vez que hacía eso.-
-Sube al coche, vamos a mi casa.
Montamos, y nos dirigimos a su casa, ésta era grande, con dos plantas, estaba en medio del bosque, un poco difícil de encontrar, a unos metros de ella, se podía ver un lago.
-Es preciosa-dije incrédula.-
-Lo mejor, es el lago, da un gusto bañarse…-Dijo mientras estiraba sus huesos hacia arriba y bostezaba.-
-¿En serio? Yo nunca me he bañado en un lago.
-Estas de coña.
-No lo estoy, nunca me he bañado.
Empezó a reír en un tono burlón.
-Aria, ¿tienes hambre?-Su  mirada decía ‘por favor, di que si
-No, pero si me tomaría un café-dije mientras le sonreía.
Entramos a la  casa, por dentro estaba amueblada con muebles color caoba, y las paredes blancas, en el recibidor, había una gran escalera que conducía a la parte de arriba, a la izquierda una amplia cocina y a la derecha un gran salón.
Pasamos a la cocina, e  hizo un café  y un sándwich.
Cogí  la taza que me había aproximado, tomé un sorbo.-William, sobre lo que me has dicho antes, ¿qué es eso de los vampiros y de los lobos?-Se sobre saltó ante mi pregunta.-
-No es nada, dejemos el tema estar.
-Por favor Will…
-Me tomarías por loco si te lo dijese-dijo en un tono alto.-
-No tiene porqué.
-Aria, lo siento, pero no puedo-bajó la mirada-
-¿Qué pasa, que eres un hombre lobo? Porque si odias a los vampiros, no se me ocurre otra cosa que pensar.

-¡Aria, he dicho que lo dejes!-Gritó, los músculos de la mandíbula se le marcaban, estaba conteniendo su agresividad-

miércoles, 22 de mayo de 2013



Capítulo 2:


-Es que, no puedo, yo, tengo que hacer muchas cosas.
-Venga Aria-este se acercaba poco a poco a mi  iba a besarme, no sabía que hacer-
-Will, yo, tengo que irme lo siento-me hice para un lado, para salir de el hueco en el que me encontraba, ande unos pocos pasos cuando el se giró, y cogió mi muñeca-
-Por favor, tengo algo que enseñarte.
-No-le dije mientras agachaba mi cabeza, él apretaba mi muñeca, sentía dolor, pero la apretó más fuerte, su fuerza era  enorme, no pude evitar gritar, unas lágrimas descendieron por mis mejillas.-Suéltame por favor, me haces daño.
-Lo siento Aria-se acercó a mi, dejó de apretar mi muñeca, y la alzó- Lo siento.
Seguían descendiendo lágrimas.
-No pasa nada Will.
Cogió mi mejilla secando mis lágrimas.
-Aria, no quería hacerte daño.
-Lo se, pero, si quieres que nos vallamos, lo haremos ya.
-Vámonos-cogió mi otra mano, empezó a aligerar el paso mientras salíamos, sacó del bolsillo la llave de su coche, montamos y condujo hacia la parte boscosa de  Forks.

***

-¿Hacia dónde vamos?-Dije mirándole
-A mi casa-sonrió de medio lado.-

-¿Qué tienes que enseñarme?-Me giré en el asiento para poder verle mejor.-
-Aria, deja de preguntar-ante su respuesta, volví a mi sitio.-

Entró por una senda, con un giro brusco, mi cabeza chocó contra el cristal.
-¡DIOS! –Frenó en seco.-
-¿Estás bien?
-No-pasé mis dedos por el lugar donde había recibido el impacto, al mirarlos había sangre.
-Déjame ver-dijo mientras cogía con sus manos mi mandíbula, y apartaba el pelo- ven, baja del coche.- Hice caso a lo que dijo, bajé del coche, mientras le miraba, se dirigía a su maletero. Abriéndolo, sacó una caja de primeros auxilios, lo cerró y se dispuso a sacar de la caja algodones, alcohol y puntos de unión.-Siéntate en el suelo.
No dejaba de mirar la herida, ¿sería tan grande? Quizás solo se sentía culpable, o tal vez, solo era atento conmigo. Me curó con mucho cuidado, pero de todas formas, dolió un poco.
-Gracias-dije mientras sonreía-
-No tienes porque darlas, a demás si estás así es por mi culpa…
-No pasa nada, es igual.
Yo llevaba un jersey a  rayas azules oscuras y blancas, unas mayas del mismo azul y unas Converse  también azules, todo del mismo tono. La manga de la camiseta se subió un poco dejando ver la muñeca por la que me había cogido, estaba morada, rápidamente tiré la camiseta hacia abajo para que no la viese. Pero aun así la vio, cogió mi mano delicadamente y retiró la tela que la cubría.
-Definitivamente, no eres.
-¿Qué?
-Nada, no eres nada.
-Perdona guapo, pero si lo que quieres hacer es pasarte conmigo, me voy-me levante, acerqué a su coche y cogí mi bolso-
-¿A dónde crees que vas? No sabes volver a tu casa, ni salir de aquí, no sin mi ayuda-dijo mientras se apoyaba en un árbol-
-Me da igual, prefiero perderme a estar con un idiota.
-¿Desde cuando tienes los ojos tan azules?
-¿Qué intentas William?-Pregunté extrañada-

martes, 21 de mayo de 2013


Capítulo 1:
Sonó el despertador, bajé a desayunar a la cocina, me preparé un café y cogí un par de magdalenas, al poco mi madre también bajó con mi hermano pequeño, (Jace) tiene quince años.
-Buenos días mamá.-Mi padre  no vive con nosotras, se separaron cuando yo tenía seis años.-
-Buenos días Aria-giró la cabeza mientras miraba a mi hermano- tu hermana te recogerá en el instituto.
-No hace falta, voy a ir en bus y a la vuelta, tengo entrenamiento.
-Se me olvidaba, llevas razón bueno cielos, me  voy a la oficina a trabajar, volveré tarde, no me esperéis para cenar, pedir pizza o chino-dijo mientras se alejaba.-
Poco después también me fui yo. Cuando llegué al instituto, salí del coche, cogí mi bolso, me dirige hacia la puerta, entre, el pasillo estaba abarrotado de gente, seguí andando, hasta llegar a mi taquilla, alcé la vista, él estaba allí, con sus brazos cruzados, no era pálido, blanco como yo, si no más bien moreno, alto, fuerte, una gran musculatura que desarrollo en varios meses, en un verano cambió, unos grandes ojos marrones vidriosos que hacían que no pudieses apartar la vista de ellos con unas largas pestañas, un pelo corto y negro como el azabache, y unos carnosos labios,
-¿Te importaría quitarte de mi taquilla?-le dije con un tono serio-
-Claro Moore.
-Palmer, no me llames por mi apellido, si no quieres que te llame yo a ti por el tuyo-se acercó a mi dando un paso  y a la vez señalándome con el dedo.-
-No me llames Palmer, Aria.
-Está bien William, quítate  de mi taquilla-en cuanto se fue, cogí el libro de literatura-
No se como podía ser tan imbécil con las personas a las que no conocía. Sin embargo, más tarde cambió, se convirtió en lo que me cambió a mi.
Llegué a clase, mi mejor amiga  estaba sentada, fui hacia allí y me senté a su lado, se acercó  a mi.
-¿Por qué has tardado tanto?
-William Palmer.
-Te entiendo, demasiado capullo ¿No?
-Exacto, estaba apoyado en mi taquilla.
Cuando entró la profesora, todos dejamos de hablar, mientras nos enderezábamos en nuestros sitios.

***

La clase terminó a las nueve. Esa hora, anduve por los pasillos, siempre me saltaba gimnasia, pensé en William, ¿qué es lo que hace  que sea así? No llego a comprender lo…

Seguí caminando, hasta que de repente sin más lo  vi. Increíble, estaba puesto en el mismo lugar, me miró sonriendo mientras dejaba ver una hilera de perfectos dientes blancos.
Gire y entré al servicio, quería evitar le a toda costa. Un leve ruido  se apoderó de mis pensamientos.
-¿Q-qué haces aquí? Esto es el baño de chicas, no de chicos, no puedes estar aquí-se iba acercando cada vez más a mi, mientras  yo retrocedía, hasta que choqué contra la pared, podía notar su aliento, oler su colonia de hombre, me estaba poniendo nerviosa, mi corazón latía cada vez más fuerte.
Acarició mi mejilla con el dorso de su mano áspera.
-No te pongas nerviosa, no te voy ha hacer nada.
-William, por favor, dime que quieres.
-Eres diferente conmigo de las demás, quiero saber porque.
-Porque eres un cretino, vas de que eres mucho, pero no eres nadie, un niñato engreído.-Cogió mi barbilla poniéndola al nivel de sus ojos-
-No te pases ni un pelo bonita…
-Que sepas que yo no miento.
-¿Por qué no quedamos más tarde? Tú y yo.
-No gracias-miré hacia otro lado.-
-Ey, venga, ¿qué más da? Si no es una cita.




lunes, 20 de mayo de 2013

INTRODUCCIÓN:

Cuando tenía seis años, mi vida era completamente perfecta, pero con el paso del tiempo, se fue rompiendo, mis padres se separaron, entre en el instituto, conocí a personas que me hacían pasarlo mal, y fui cayendo en una espiral sin fin, cada día que pasaba mi vida se iba derrumbando pedazo a pedazo. Un día fui una alumna ejemplar, ahora ya no. No desde que él entró en mi vida, no sabía quien era, pero me hizo ver cosas oscuras y a la vez hermosas, tanto como él. No estaba preparada para ese cambio, pensé que mi vida se iba a consumir en la nada, pero fue al contrario, cada vez, deseaba tenerlo cerca de mi más y más. Ahora ya no soy como nací, porque, él me ha cambiado.
Mi nombre es Aria, vivo en Forks, y dentro de cinco semanas cumpliré los ansiados dieciocho.